sábado, 23 de agosto de 2014

El principito (trocito)

-¿Millones de qué?
El hombre de negocios comprendió que no había esperanza de paz.
-Millones de esas cositas que se ven a veces en el cielo.
-¿Moscas?
-No, cositas que brillan.
-¿Abejas?
-¡No, no! Cositas doradas que hacen desvariar a los holgazanes. ¡Pero yo soy serio! No tengo tiempo para desvariar.
-¡Ah! ¡Estrellas!
-Eso es. Estrellas
-¿Y qué haces tú con quinientos millones de estrellas?
-Quinientos un millones seiscientos veintidós mil seiscientas treinta y una. Yo soy serio, soy preciso.
-¿Y qué haces con esas estrellas?
-¿Qué hago?
-Sí.
-Nada. Las poseo.
-¿Posees las estrellas?
-Sí.
-Pero he visto un rey que...
-Los reyes no poseen, "reinan". Es muy diferente.
-¿Y para que te sirve poseer las estrellas? 
-Me sirve para ser rico.
-¿Y para qué te sirve ser rico?
-Para comprar otras estrellas, si alguien las encuentra.

Éste, se dijo a sí mismo el principito, razona un poco como el ebrio. Sin embargo, siguió preguntando:

-¿Cómo se puede poseer estrellas?
-¿De quién son?- replicó, hosco, el hombre de negocios.
-No sé. De nadie.
-Entoncés, son mías, pues soy el primero en haberlo pensado.
-¿Es suficiente?
-Sin duda. Cuando encuentras un diamante que no es de nadie, es tuyo. Cuando encuentras una isla que no es de nadie es tuya. Cuando eres el primero en tener una idea, la haces patentar: es tuya. yo poseo las estrellas porque jamás nadie antes que yo soñó con poseerlas.
-Es verdad- dijo el principito - ¿Y qué haces tú con las estrellas?
-Las administro. Las cuento y las recuento- dijo el hombre de negocios -Es difícil. ¡Pero soy un hombre serio!
El principito todavía no estaba satisfecho.
-Yo, si poseo un pañuelo, puedo ponerlo alrededor de mi cuello y llevármelo. si poseo una flor, puedo cortarla y llevármela. ¡Pero tú no puedes cortar las estrellas!
-No, pero puedo depositarlas en el banco.
-¿Qué quiere decir eso?
-Quiere decir que escribo en un papelito la cantidad de mis estrellas. Y después cierro el papelito, bajo llave, en un cajón.
-¿Eso es todo?
-Es suficiente.
Es divertido, pensó el principito. Es bastante poético. Pero no es muy serio.
El principito tenía sobre las cosas serias ideas muy diferentes de las ideas de las personas grandes.
-Yo- dijo aún -Poseo una flor que riego todos los días. Poseo tres volcanes que deshollino todas las semanas. Pues deshollino también el que está extinguido. No se sabe nunca. Es útil para mis volcanes y es útil para mi flor que yo los posea. Pero tú no eres útil a las estrellas...

El hombre de negocios abrió la boca pero no encontró respuesta y el principito se fue.
Decididamente las personas grandes son extraordinarias, se decía para sus adentros durante el viaje. 
  







Esto a veces me hace pensar, lo cual es bueno. La importancia que le damos a cosas tan banales como el dinero y lo que somos capaces de hacer por el. Dejamos de lado lo que soñamos, o lo que queremos para conseguir miseros papeles que tienen un valor estipulado frente a las cosas, o frente a su propio valor....Pero y dónde deja el dinero el valor inmaterial, la manera de ser, o incluso los sueños de cada uno. 
Sin dinero no hay sueños,no hay comida, no hay libertad e incluso a veces tampoco dignidad. el dinero nos denigra, nos aprisiona,nos controla y gestiona....
Y eso me hace pensar que somos como el hombre de negocios del principito, no podemos vivir pensando que lo necesitamos, pero tampoco podemos vivir sin el....Es así. Con sueños yo no pago el alquiler,ni la comida,ni la forma de vida que querría tener.
Pero todavía existen pequeñas cosas que no se pagan con dinero.Quiero creer que es posible...

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